Los patógenos agrícolas desarrollan resistencia debido a la selección natural impulsada por el uso repetido y a menudo excesivo de pesticidas. Cuando estos productos se aplican, algunos organismos con mutaciones genéticas sobreviven y transmiten estas características resistentes a sus descendientes.
Este proceso resulta en la reducción de la efectividad de los tratamientos convencionales, forzando a los agricultores a aumentar las dosis o cambiar frecuentemente de productos químicos. Además, la resistencia contribuye a mayores costos de producción y problemas ambientales.
¿Cómo se debe evitar el desarrollo de resistencia en el agro?
Para evitar el desarrollo de resistencia en el agro, es crucial implementar una serie de estrategias integradas que incluyan tanto el manejo de cultivos como el uso de productos fitosanitarios de manera responsable.
Primero, la rotación de cultivos es fundamental. Alternar especies con diferentes requisitos y susceptibilidades a plagas y enfermedades, lo que ayuda a romper el ciclo de vida de los organismos patógenos y reduce la presión de selección sobre ellos.
En segundo lugar, el uso de variedades resistentes o tolerantes a plagas y enfermedades puede ser muy efectivo. Estas variedades están genéticamente adaptadas para resistir o tolerar los ataques, lo que disminuye la necesidad de aplicaciones químicas.
La diversificación de cultivos mediante policultivos o cultivos intercalados también ayuda a proteger los cultivos al crear barreras físicas y biológicas contra las plagas, lo que puede reducir la incidencia de ataques y, por tanto, el uso de insecticidas y fungicidas.
El monitoreo constante de plagas y enfermedades es esencial para aplicar tratamientos solo cuando sea necesario y en las dosis adecuadas. Esto se conoce como manejo integrado de plagas (MIP), que incluye técnicas de control biológico, uso de feromonas y control mecánico, entre otras.
Finalmente, la correcta aplicación de productos fitosanitarios según las indicaciones del fabricante y la rotación de los modos de acción de estos productos previenen el desarrollo de resistencia. Esto significa alternar productos químicos con diferentes mecanismos de acción para evitar que las plagas y enfermedades desarrollen tolerancia o resistencia a un producto específico.
Implementando estas prácticas, se puede gestionar de manera más sostenible y efectiva la resistencia en el agro, asegurando la productividad y salud de los cultivos a largo plazo.