Ir a contraestación, en agricultura, significa cultivar y cosechar productos en una temporada opuesta a la habitual en el hemisferio local, aprovechando las estaciones favorables de otras regiones. Esto se logra gracias a la globalización y a las técnicas de transporte y almacenamiento modernas.
Este enfoque permite satisfacer la demanda constante de productos frescos durante todo el año, diversificar mercados y mejorar la rentabilidad de los agricultores. Sin embargo, puede implicar desafíos logísticos, costos adicionales y mayor impacto ambiental debido al transporte prolongado y a la conservación necesaria para mantener la calidad de los productos.
¿Cuáles productos agrícolas tienen contraestaciones importantes?
Los productos agrícolas con contraestaciones importantes son aquellos que logran cultivarse en distintas regiones del mundo durante periodos opuestos del año. Esto se debe a las diferencias climáticas entre hemisferios. Algunos de los más destacados incluyen frutas, verduras y ciertos granos.
Las frutas como las uvas, cerezas, manzanas y peras son ejemplos clásicos. En el hemisferio norte, estas se cosechan entre finales del verano y otoño. Sin embargo, en países del hemisferio sur, como Chile o Nueva Zelanda, su cosecha ocurre durante la primavera y verano del norte. Esto permite que estén disponibles todo el año en los mercados internacionales.
Las berries, como fresas, arándanos y frambuesas, también destacan. Países como España, México o Marruecos producen para el mercado europeo durante el invierno. Mientras tanto, en verano, estos mismos productos provienen de Estados Unidos o Canadá. Este flujo asegura que los consumidores siempre tengan acceso a berries frescas.
En el caso de las hortalizas, tomates, pimientos y espárragos tienen ciclos de contraestación bien definidos. Por ejemplo, el espárrago peruano es muy demandado en los meses en los que no se cultiva en Europa. Perú y México han sabido aprovechar estos nichos con exportaciones sólidas.
Los granos y oleaginosas también forman parte de este esquema. La soya y el maíz, por ejemplo, se producen en grandes volúmenes en el hemisferio norte entre primavera y otoño. Luego, países como Brasil y Argentina asumen la oferta global durante los meses opuestos, cuando las tierras del norte están fuera de producción.
Por último, productos tropicales como mangos, aguacates o plátanos encuentran contraestación en función de las variaciones climáticas locales más que hemisféricas. En algunos casos, regiones específicas, como el Caribe o África Occidental, complementan la oferta cuando otras áreas tienen bajos niveles de producción.
La logística de la contraestación requiere planificación cuidadosa para mantener la calidad de los productos y responder a las demandas de un mercado globalizado. Sin embargo, esta práctica ha transformado la forma en que los alimentos llegan a las mesas durante todo el año.