Se dice que la mujer inventó la agricultura al ver que las semillas de los frutos recolectados comenzaban a emerger, mientras los hombres salían a cazar animales salvajes. Esto tiene toda la lógica del mundo, aunque no existe evidencia científica que indique esto con certeza.
¿Es verdad que fue la mujer quien inventó la agricultura?
La idea de que la mujer inventó la agricultura tiene bases históricas y antropológicas que respaldan esta afirmación. En la época prehistórica, cuando los seres humanos eran cazadores-recolectores, existía una división de tareas en función de género, donde los hombres se dedicaban principalmente a la caza y las mujeres a la recolección de plantas, frutos y raíces. Esta cercanía de las mujeres a la vegetación local les permitió adquirir conocimientos profundos sobre el ciclo de vida de las plantas, los tiempos de maduración y las mejores técnicas para recolectarlas sin agotarlas.
Con el tiempo, las mujeres habrían sido las primeras en observar que al arrojar semillas en el suelo podían germinar nuevas plantas. Este descubrimiento probablemente fue un proceso gradual y de experimentación, donde ellas mismas comenzaron a cultivar ciertas plantas que consideraban útiles para su alimentación, medicina o fibras para su uso diario. Así, se dio paso a la domesticación de especies vegetales y el establecimiento de cultivos de manera intencionada, lo que marcó el inicio de la agricultura.
La transición de una economía de caza-recolección a una de agricultura implicó un cambio radical en el estilo de vida humano. La agricultura permitió la sedentarización y la formación de asentamientos permanentes, y este cambio se atribuye, en gran medida, a las mujeres. En muchos de estos primeros asentamientos agrícolas, se evidencia que la domesticación de cereales, legumbres y otros cultivos básicos se debió a la transmisión de conocimientos que las mujeres compartían dentro de sus comunidades.
La importancia del rol femenino en la agricultura se observa en diferentes culturas y regiones del mundo. En el Creciente Fértil (Mesopotamia), en América Central y del Sur (con el maíz y la papa) y en Asia (con el arroz), las mujeres fueron piezas clave en la adaptación y domesticación de especies vegetales. Esto se refleja en algunas sociedades agrícolas tradicionales, donde las mujeres aún tienen una fuerte presencia en el manejo de semillas, el cultivo de huertos y la selección de plantas para consumo.
Aunque la historia de la agricultura ha evolucionado y se ha masculinizado en muchas etapas posteriores, como en la revolución agrícola mecanizada, los orígenes de la práctica agrícola están fuertemente ligados al trabajo y conocimiento de las mujeres. La observación detallada de la naturaleza, la experimentación con diferentes semillas y su comprensión de los ciclos naturales les permitieron establecer las bases para una de las transformaciones más importantes en la historia de la humanidad: el desarrollo de la agricultura.