En esta entrevista con David Huitrón, Brand Manager de 333 México, exploramos la situación actual de la producción porcina en México. David aborda desafíos como costos, competitividad y regulaciones sanitarias, además de otros puntos clave para mejorar la percepción del consumo de carne de cerdo en el país.
También hablamos sobre las oportunidades que ofrecen las exportaciones, el papel de la tecnología en la modernización del sector y las tendencias clave que marcarán el futuro de la industria porcina. El objetivo es ofrecer una visión integral con base en la experiencia profesional de Huitrón.
¿Qué tan importante es la producción porcícola en México?
La producción porcícola en México es una actividad estratégica dentro del sector agroalimentario. No solo abastece una demanda interna creciente, también juega un papel clave en las exportaciones. La carne de cerdo es la segunda más consumida en el país, superada únicamente por la de pollo. Esta tendencia se ha mantenido en los últimos años, gracias a un consumidor que busca opciones más accesibles frente a la carne de res.
Las granjas porcícolas están distribuidas en casi todo el territorio nacional, pero hay regiones que destacan por su nivel tecnológico y volumen de producción, como Jalisco, Sonora y Puebla. Estos estados concentran una parte importante de la oferta nacional. La tecnificación de muchas unidades de producción ha permitido elevar los niveles de eficiencia, lo que se traduce en una mayor competitividad frente a otros países.
En términos económicos, la porcicultura genera miles de empleos directos e indirectos. Además, impulsa la demanda de insumos como granos, medicinas veterinarias, equipo especializado y servicios logísticos. Todo esto dinamiza las economías locales y regionales. Las cadenas de valor que se forman alrededor del cerdo son complejas y altamente integradas, lo cual es una ventaja frente a otras producciones más dispersas.
Otro punto a considerar es el impacto sanitario y regulatorio. México ha trabajado durante años para garantizar estándares de inocuidad que le permitan exportar a mercados exigentes, como Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Cumplir con estos requisitos no solo abre puertas comerciales, también obliga a los productores a elevar sus prácticas de manejo y bioseguridad.
Desde la perspectiva del marketing agroalimentario, el cerdo ha tenido que superar una serie de prejuicios históricos. Hoy en día, hay campañas enfocadas en resaltar sus atributos nutricionales, su versatilidad en la cocina y su buena relación costo-beneficio. Estas estrategias han sido cruciales para conectar con el consumidor urbano y con nuevas generaciones que demandan más información antes de decidir qué llevarse a la boca.