Episodio 118 de Podcast Agricultura

Episodio 118: 3 diferencias básicas entre la producción en suelo y sustrato

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Producir en suelo y producir en sustrato tienen el mismo objetivo final, pero debido a las diferencias entre ambos medios el proceso de producción varía mucho, en especial en algunos detalles de gran importancia que pueden representar la diferencia entre el éxito y el fracaso en la producción.

¿Cuándo se empezó a producir comercialmente en sustrato?

La producción comercial en sustrato comenzó a ganar relevancia en la agricultura durante las décadas de los 70 y 80, en respuesta a la necesidad de mejorar el control sobre las condiciones de cultivo y optimizar el uso de recursos como el agua y los nutrientes. Aunque los experimentos con cultivos fuera del suelo datan de principios del siglo XX, fue en estos años cuando la tecnología avanzó lo suficiente para hacer viable el uso de sustratos en la agricultura comercial a gran escala.

El desarrollo de técnicas como la hidroponía y la fertirrigación permitió que los agricultores comenzaran a ver los beneficios de cultivar en sustratos artificiales. En lugar de depender de la calidad variable del suelo, los sustratos ofrecían una base uniforme que podía ajustarse según las necesidades del cultivo. Esto representaba una ventaja significativa en términos de productividad, ya que mejoraba la eficiencia en el uso de fertilizantes y agua, y minimizaba los problemas relacionados con plagas y enfermedades del suelo.

Países como los Países Bajos y España fueron pioneros en la implementación de la producción en sustrato, especialmente en cultivos hortícolas como el tomate, el pimiento y las fresas. En estas regiones, las condiciones climáticas y la escasez de tierra fértil incentivaron la adopción de sistemas en sustrato, que permitían un control más preciso sobre las variables de crecimiento y, por ende, aumentaban la producción y la calidad de los productos.

Con el paso del tiempo, el uso de sustratos se ha extendido a otras partes del mundo, incluyendo América Latina, donde ha cobrado relevancia en cultivos de alto valor como las berries. En estos casos, la producción en sustrato permite aprovechar al máximo el espacio y los recursos, algo especialmente valioso en zonas con restricciones hídricas o suelos no aptos para la agricultura convencional.

Además, los avances en la ciencia de los sustratos han dado lugar a una amplia gama de opciones, desde sustratos orgánicos como el coco o la turba, hasta opciones inorgánicas como la lana de roca o la perlita. Estos materiales, junto con el desarrollo de sistemas de riego automatizados, han permitido que la producción en sustrato se convierta en una opción cada vez más atractiva para los agricultores que buscan mayor sostenibilidad y rentabilidad.

Hoy en día, la producción en sustrato es una parte integral de la agricultura intensiva y se sigue perfeccionando, con un enfoque creciente en la reducción de insumos y la reutilización de los materiales utilizados, lo que apunta a una mayor sostenibilidad en el futuro de esta técnica.

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