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Episodio 215 de Podcast Agricultura

Episodio 215: ¿Qué son las micorrizas y cómo se obtienen?

Las micorrizas son asociaciones simbióticas entre las raíces de las plantas y ciertos hongos presentes en la rizosfera del suelo, las cuales tienen varias ventajas, siendo las principales el aumento en la absorción de agua y nutrientes, así como el aumento en la resistencia a patógenos.

Las micorrizas fueron descubiertas por el botánico polaco Franciszek Dionizy Kamienski en 1882, y por aquel entonces se creía que eran una característica que presentaban solo algunas plantas, las cuales formaban una extensa red alimenticia que beneficiaban a las plantas.

Ya para 1900 se sabía que la mayoría de las plantas tenían la capacidad para desarrollar micorrizas, empezando a encontrar poco a poco diversos niveles de micorrización, según el tipo de planta, así como la microflora y microfauna del suelo.

Actualmente las micorrizas se dividen en ectomicorrizas y endomicorrizas. Las ectomicorrizas son menos comunes y solo crecen intercelularmente, es decir, no presentan crecimiento intracelular, aunque con frecuencia forman un manto hifal que permite reconocerlas.

Las endomicorrizas por su parte, crecen intercelular e intracelularmente y forman dentro de las células corticales estructuras fúngicas específicas. Este tipo de micorrizas son las más comunes y se pueden encontrar en todo el mundo y en todos los ecosistemas.

¿Cuándo se conoció el potencial de las micorrizas?

El potencial de las micorrizas, esas asociaciones simbióticas entre hongos y raíces de plantas, comenzó a reconocerse a finales del siglo XIX, aunque el conocimiento profundo de su relevancia en la agricultura moderna ha evolucionado significativamente en las últimas décadas.

Los primeros estudios sobre micorrizas datan de la década de 1880, cuando los científicos notaron que ciertas plantas parecían depender de los hongos para su crecimiento. En ese tiempo, la relación simbiótica se entendió como un mecanismo mediante el cual los hongos proporcionaban nutrientes, especialmente fósforo, a las plantas a cambio de carbohidratos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX que los investigadores comenzaron a comprender realmente la magnitud del impacto de las micorrizas en la agricultura.

El verdadero auge en la investigación sobre micorrizas se produjo a partir de la década de 1960. Fue entonces cuando se inició un enfoque más sistemático para explorar cómo estas asociaciones podían beneficiar la producción agrícola. Se descubrió que las micorrizas no solo mejoraban la absorción de nutrientes, sino que también aumentaban la resistencia de las plantas al estrés hídrico, a enfermedades del suelo y a condiciones adversas. Este reconocimiento llevó a una mayor investigación y al desarrollo de productos comerciales basados en micorrizas para mejorar los rendimientos de los cultivos.

En la actualidad, el potencial de las micorrizas es ampliamente reconocido en la agricultura sostenible. La comunidad científica y agrícola comprende que las micorrizas no solo son fundamentales para la salud del suelo, sino que también juegan un papel crucial en la promoción de prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. Este entendimiento ha llevado al uso generalizado de inoculantes de micorrizas en diversos sistemas agrícolas, promoviendo la regeneración del suelo y mejorando la eficiencia en el uso de recursos.


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