Episodio 019 de Podcast Agricultura

Episodio 019: Sobre el Año Internacional de la Sanidad Vegetal

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La FAO han presentado el Año Internacional de la Sanidad Vegetal (AISV) de las Naciones Unidas en 2020, cuyo objetivo es concienciar a nivel mundial sobre cómo la protección de la salud de las plantas puede ayudar a erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico.

¿Quiénes establecieron las bases de la sanidad vegetal?

La sanidad vegetal es una disciplina que se ha desarrollado a lo largo de siglos, y sus bases fueron establecidas por una combinación de científicos, agrónomos y autoridades que entendieron la importancia de proteger los cultivos y la producción agrícola. A lo largo del tiempo, esta disciplina ha evolucionado para prevenir y controlar enfermedades y plagas que afectan a las plantas, con el objetivo de garantizar la seguridad alimentaria, el comercio agrícola y el equilibrio de los ecosistemas.

Los primeros cimientos de la sanidad vegetal se pueden rastrear hasta los agricultores antiguos, que implementaron prácticas empíricas para controlar enfermedades y plagas en sus cultivos. Aunque no tenían una comprensión científica de lo que estaba sucediendo, observaban patrones, aprendían de la experiencia y aplicaban métodos rudimentarios como la rotación de cultivos, el uso de plantas repelentes y la selección de semillas resistentes. Estas prácticas se convirtieron en una base importante para el desarrollo futuro de la sanidad vegetal.

El avance significativo llegó en el siglo XIX con la aparición de la fitopatología, la ciencia que estudia las enfermedades de las plantas. Esta disciplina sentó las bases de la sanidad vegetal moderna. Uno de los pioneros fue Anton de Bary, un botánico alemán considerado el “padre de la fitopatología”. De Bary fue el primero en demostrar que los hongos eran la causa de algunas enfermedades vegetales, como el mildiú velloso en la papa. Su trabajo, particularmente la identificación de patógenos, ayudó a entender la relación entre los agentes causantes de enfermedades y las plantas afectadas.

Louis Pasteur, el famoso microbiólogo francés, también contribuyó al conocimiento de la sanidad vegetal. Aunque se le conoce más por su trabajo en microbiología humana y animal, sus descubrimientos sobre microorganismos y la teoría germinal de las enfermedades abrieron un nuevo camino para la identificación de patógenos en plantas. Esto inspiró a otros investigadores a aplicar métodos similares en el estudio de enfermedades vegetales.

A finales del siglo XIX y principios del XX, se consolidaron las prácticas de inspección y cuarentena fitosanitaria. Las autoridades gubernamentales de varios países comenzaron a reconocer la importancia de controlar el comercio de plantas y productos agrícolas para evitar la diseminación de plagas y enfermedades. Esto llevó a la creación de reglamentos y normativas que sentaron las bases de la sanidad vegetal como un sistema de control integral. Un ejemplo notable es la Ley de Control de Insectos de 1878 en Estados Unidos, que fue una de las primeras legislaciones que abordó la necesidad de proteger la producción agrícola.

En el siglo XX, se establecieron instituciones y organismos dedicados específicamente a la sanidad vegetal. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), fundada en 1945, jugó un papel importante al promover la cooperación internacional para el control de plagas y enfermedades. Posteriormente, en 1951, se estableció la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), cuyo objetivo es proteger los recursos vegetales a nivel mundial. La CIPF definió normas y acuerdos internacionales para regular la sanidad vegetal, impulsando la colaboración global en el manejo de plagas y enfermedades de las plantas.

En cuanto a científicos clave del siglo XX, Norman Borlaug merece mención. Aunque su enfoque principal fue el mejoramiento de cultivos y el desarrollo de variedades resistentes a enfermedades, su trabajo en la Revolución Verde ayudó a crear plantas más resistentes, lo cual es un componente fundamental en la sanidad vegetal. Su labor redujo significativamente la incidencia de enfermedades en cultivos básicos como el trigo y el arroz, garantizando rendimientos más estables.

La química también jugó un papel esencial en la sanidad vegetal. La creación y aplicación de pesticidas y fungicidas a partir del siglo XX revolucionó la capacidad de los agricultores para proteger sus cultivos. Aunque el uso de estos productos ha sido un tema de debate debido a sus efectos ambientales y de salud, su desarrollo fue fundamental para el control de plagas y enfermedades a gran escala.

Finalmente, en las últimas décadas, la biotecnología y la agricultura sostenible han aportado nuevas herramientas a la sanidad vegetal. La ingeniería genética ha permitido desarrollar variedades de cultivos resistentes a enfermedades y plagas, reduciendo la dependencia de productos químicos. Además, la implementación de métodos integrados de control de plagas (MIP) y el uso de agentes biocontroladores han llevado la sanidad vegetal a un enfoque más holístico y sostenible.

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