Episodio 075 de Podcast Agricultura

Episodio 075: Consejos para mejorar la fertilización de cultivos

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La fertilización de cultivos es una actividad clave en la producción agrícola, por lo que hacerlo de buena manera incidirá directamente en la productividad obtenida. Sin embargo, aunque tener la teoría es bueno, hay varios conocimientos que se adquieren con la experiencia, y aquí te doy algunos consejos al respecto.

¿Qué claves me permiten fertilizar mejor mis cultivos?

Para fertilizar mejor tus cultivos, hay varias claves fundamentales que debes tener en cuenta para optimizar el uso de nutrientes y maximizar el rendimiento. El primer paso siempre será conocer a fondo las necesidades nutricionales específicas de tu cultivo y las características del suelo en el que trabajas. La fertilización eficiente no se trata solo de aplicar nutrientes, sino de hacerlo en el momento adecuado, en la cantidad justa y con las técnicas correctas.

Un aspecto clave es realizar un análisis de suelo. Este análisis te proporciona información valiosa sobre los niveles de nutrientes ya presentes y el pH del suelo. Con esto, podrás ajustar la cantidad y el tipo de fertilizantes necesarios para cubrir las carencias sin aplicar de más. No solo ahorras en fertilizantes, sino que también reduces el impacto ambiental y los posibles efectos negativos sobre el cultivo por exceso de nutrientes.

Elegir el tipo de fertilizante adecuado es otra clave importante. Dependiendo de lo que tu cultivo necesite y del estado del suelo, puedes optar por fertilizantes de liberación rápida o lenta, orgánicos o químicos. Por ejemplo, si tu cultivo requiere una fuente constante de nutrientes a lo largo del ciclo de crecimiento, puedes optar por un fertilizante de liberación controlada. Si hay deficiencia específica de nitrógeno, fósforo o potasio, elegir un fertilizante con la proporción adecuada de estos nutrientes será vital.

Otro factor crucial es el momento de aplicación. No todos los nutrientes deben ser aplicados de una sola vez. Algunos cultivos tienen fases de crecimiento en las que demandan más ciertos nutrientes. Por ejemplo, durante la etapa vegetativa es clave el aporte de nitrógeno, mientras que en la etapa de floración y fructificación el potasio y el fósforo juegan un papel mayor. Programar las aplicaciones en función de las etapas fenológicas del cultivo te permitirá aprovechar al máximo cada fertilización.

El método de aplicación también puede marcar una diferencia. Existen varias formas de aplicar fertilizantes, como la fertirrigación, la aplicación foliar o la aplicación directa al suelo. La fertirrigación, por ejemplo, permite una distribución más uniforme y una mayor eficiencia en la absorción de nutrientes, especialmente en cultivos con sistemas de riego tecnificados. En cambio, la aplicación foliar es útil para corregir rápidamente deficiencias puntuales en micronutrientes o para estimular el crecimiento en fases críticas del desarrollo.

La rotación de cultivos es otra herramienta útil para mejorar la fertilización. Al alternar cultivos que consumen diferentes nutrientes, puedes evitar el agotamiento del suelo y favorecer su regeneración. Por ejemplo, alternar cultivos que fijan nitrógeno, como las leguminosas, con otros más demandantes en nitrógeno, como los cereales, te permitirá mantener un equilibrio natural de nutrientes en el suelo, reduciendo la necesidad de fertilización adicional.

Finalmente, es importante que realices monitoreos constantes de la salud del suelo y de las plantas. A través del análisis de tejidos foliares o revisando el estado de crecimiento del cultivo, puedes identificar deficiencias o excesos de nutrientes a tiempo y ajustar el plan de fertilización en consecuencia.