Cada tipo de riego afecta en formas distintas a la fisiología vegetal, por lo que en este episodio revisamos, a manera introductoria, cuáles son las afectaciones que ocurren con el riego rodado o por inundación, y con el riego por aspersión, en comparación con el riego por goteo.
Es importante entender que un riego en exceso o una escasez de riego generarán estrés en las plantas, de modo que estar en cualquiera de los dos extremos va a implicar que nuestra producción se verá disminuida al menos en un cierto porcentaje.
Entonces, la idea general detrás de regar adecuadamente es mantener una humedad lo más constante posible en la zona radicular, que no sea excesiva para evitar la hipoxia, y que no sea tan poco para evitar el estrés hídrico.
Esto es algo difícil de lograr con el riego por inundación, a través del cual rápidamente podemos entrar en un estado de exceso de agua, para en unas horas o días estar completamente del otro lado, es decir, con una falta de agua para que las plantas se desarrollen adecuadamente.
El riego por aspersión además tiene la particularidad de que moja el follaje, una situación que puede ser arriesgada en algunos casos, pues el desarrollo de enfermedades puede ocurrir rápidamente, en especial si la temperatura ambiente supera los 20 °C.
¿Cuál método de riego potencia la fisiología de los cultivos?
El riego es una práctica esencial en la agricultura que influye directamente en la fisiología de los cultivos. Existen varios métodos de riego, pero no todos tienen el mismo impacto en la eficiencia del uso del agua y el desarrollo de las plantas. Entre los métodos más utilizados se encuentran el riego por gravedad, el riego por aspersión y el riego por goteo. Cada uno tiene sus ventajas y desventajas, pero el riego por goteo se destaca por su capacidad para potenciar la fisiología de los cultivos.
El riego por goteo consiste en aplicar agua directamente a la zona de las raíces de las plantas. Este método es altamente eficiente, ya que reduce la evaporación y el escurrimiento, asegurando que el agua llegue exactamente donde se necesita. La entrega precisa del agua permite mantener un nivel óptimo de humedad en el suelo, lo cual es crucial para el desarrollo radicular. Un sistema radicular bien desarrollado mejora la absorción de nutrientes, lo que se traduce en un crecimiento más vigoroso de las plantas.
Otro aspecto positivo del riego por goteo es la reducción de enfermedades. Al mantener las hojas secas, disminuye la incidencia de enfermedades fúngicas y bacterianas, que son comunes en condiciones de alta humedad. Además, al aplicar fertilizantes disueltos en el agua de riego (fertirrigación), se asegura una distribución uniforme de los nutrientes, lo que optimiza el crecimiento y desarrollo de los cultivos.
En comparación con el riego por aspersión, el riego por goteo usa menos agua y energía. Esto no solo reduce los costos operativos, sino que también es más sostenible desde el punto de vista ambiental. El uso eficiente del agua es especialmente importante en áreas con escasez hídrica, donde cada gota cuenta.
El impacto del riego por goteo en la fisiología de los cultivos también se ve reflejado en la fotosíntesis. Al proporcionar un suministro constante de agua, se evita el estrés hídrico, que puede afectar negativamente el proceso fotosintético. Las plantas pueden mantener sus estomas abiertos durante más tiempo, permitiendo una mayor absorción de dióxido de carbono y, por lo tanto, una mayor producción de azúcares y energía.
El riego por goteo también favorece la estructura del suelo. A diferencia del riego por gravedad, que puede causar compactación del suelo y erosión, el riego por goteo mantiene la estructura del suelo intacta. Un suelo bien estructurado tiene mejor capacidad de retención de agua y aireación, lo que es beneficioso para las raíces y los microorganismos del suelo.
Además, la flexibilidad del riego por goteo permite ajustarse a diferentes tipos de cultivos y condiciones de crecimiento. Los sistemas de riego por goteo pueden ser diseñados para adaptarse a la topografía del terreno y a las necesidades específicas de las plantas, lo que maximiza la eficiencia del riego y la salud de los cultivos.