Para cerrar 2021 les presento algunas de las principales tendencias de la agricultura mundial, relacionadas con la disminución de la tasa poblacional, el incremento de los ingresos per cápita y la polarización en la distribución de los alimentos, pues los que tienen cada vez tienen más.
Por supuesto, la población mundial sigue aumentando, y a estas alturas ya todos saben que para 2050 seremos entre 9,500 y 10,000 millones de personas en el planeta, pero la realidad es que el incremento poblacional es menor en comparación con hace algunas décadas.
Y el hecho de que el incremento poblacional esté disminuyendo hará que la demanda de productos agroalimentarios también disminuya, es decir, aunque continuará aumentando en términos de volumen, no crecerá al mismo ritmo que en décadas pasadas.
Además, también está el problema de que la distribución de alimentos es ineficiente, en especial considerando que se produce alimento para alimentar a todos en el mundo y que una tercera parte de estos termina en la basura, lo que constituye un problema de enorme magnitud.
¿Cuáles son las 3 mayores tendencias de la agricultura mundial?
La agricultura mundial está experimentando cambios significativos impulsados por la innovación tecnológica, la sostenibilidad y la globalización. Tres de las mayores tendencias que están transformando este sector son la agricultura digital, la sostenibilidad y la biotecnología.
La agricultura digital es una tendencia clave. Se basa en la incorporación de tecnologías avanzadas como el Internet de las Cosas (IoT), la inteligencia artificial (IA) y el big data. Los sensores y dispositivos IoT recopilan datos en tiempo real sobre las condiciones del suelo, el clima y la salud de los cultivos. Estos datos permiten tomar decisiones informadas para optimizar el uso de recursos y mejorar los rendimientos. La IA y el aprendizaje automático analizan grandes volúmenes de datos para predecir problemas y recomendar acciones específicas. Los drones y satélites proporcionan imágenes aéreas detalladas, facilitando el monitoreo y manejo preciso de los cultivos. La conectividad y el acceso a plataformas digitales permiten a los agricultores gestionar sus operaciones de manera más eficiente y sostenible.
La sostenibilidad es otra tendencia fundamental. La agricultura moderna enfrenta el desafío de producir más alimentos con menos recursos y de manera respetuosa con el medio ambiente. Las prácticas agrícolas sostenibles incluyen la rotación de cultivos, la agricultura de conservación y el uso eficiente del agua. La agricultura regenerativa va un paso más allá, buscando restaurar y mejorar la salud del suelo y la biodiversidad. Los agricultores están adoptando tecnologías y técnicas que reducen el uso de químicos, mejoran la calidad del suelo y aumentan la resiliencia ante el cambio climático. La certificación y el etiquetado de productos sostenibles también están ganando importancia, respondiendo a la creciente demanda de los consumidores por alimentos producidos de manera responsable.
La biotecnología está revolucionando la producción agrícola. Las técnicas de edición genética, como CRISPR, permiten desarrollar cultivos más resistentes a enfermedades, plagas y condiciones climáticas adversas. Estos avances no solo mejoran los rendimientos, sino que también reducen la necesidad de insumos químicos. La biotecnología también está siendo utilizada para mejorar el valor nutricional de los alimentos, desarrollar variedades de cultivos más adaptadas a diferentes regiones y condiciones y crear soluciones innovadoras para la producción de biocombustibles y biomateriales. La investigación en biotecnología está abriendo nuevas oportunidades para la agricultura, haciendo posible una producción más eficiente y sostenible.
Estas tendencias están configurando el futuro de la agricultura mundial. La adopción de tecnologías digitales, el compromiso con la sostenibilidad y los avances en biotecnología están transformando la manera en que producimos alimentos y gestionamos nuestros recursos naturales. La integración de estas tendencias permitirá enfrentar los desafíos globales de seguridad alimentaria y cambio climático, asegurando una agricultura más resiliente y eficiente.