Entrevisté a Guadalupe Sánchez, ingeniera en alimentos que actualmente es auditora de inocuidad alimentaria en toda la cadena de suministro para QIMA WQS, quien realiza auditorias bajo diversos esquemas para evaluar el grado de cumplimiento de las empresas interesadas en obtener dichas certificaciones.
La inocuidad es importante en toda la cadena alimentaria, para garantizar que los alimentos no nos harán daño al consumirlos. En la producción primaria pueden identificarse muchos peligros, cada uno de los cuales deben gestionarse adecuadamente para evitar que se conviertan en riesgos de salud.
La cultura de la inocuidad es un conjunto de patrones, conductas, comportamientos y pensamientos, que deben ser desarrollados por todos los involucrados en las cadenas agroalimentarias, los cuales suelen requerir cambios importantes de pensamiento, para implementarlos por responsabilidad y no por necesidad.
Eso sí, muchas veces resulta complicado impulsar la inocuidad, porque cuando surge algún problema suele ser a gran distancia del sitio de producción, incluso en otro país, lo que hace que fácilmente se pierda la trazabilidad de lo sucedido. Por supuesto, esto puede afectar la comercialización de determinado producto.
¿Cómo se construye una cultura de la inocuidad en una agroempresa?
Construir una cultura de la inocuidad en una agroempresa implica varias estrategias clave:
- Compromiso de la dirección: Los líderes deben demostrar un compromiso firme con la inocuidad alimentaria. Esto incluye definir políticas claras, asignar recursos adecuados y liderar con el ejemplo.
- Formación continua: Capacitar a todo el personal en prácticas de inocuidad alimentaria es esencial. Esto abarca desde los operarios de campo hasta los ejecutivos, asegurando que todos entiendan los principios y su importancia.
- Comunicación efectiva: Establecer canales de comunicación abiertos para discutir temas de inocuidad. Esto facilita la identificación y resolución de problemas rápidamente.
- Procedimientos estandarizados: Implementar y mantener procedimientos operativos estandarizados (SOP) que cubran todos los aspectos de la producción y manipulación de alimentos.
- Monitoreo y auditoría: Realizar auditorías internas y externas regularmente para verificar el cumplimiento de los estándares de inocuidad. Esto ayuda a identificar áreas de mejora continua.
- Participación de los empleados: Fomentar la participación activa de los empleados en la identificación de riesgos y en la propuesta de mejoras. Esto aumenta su compromiso con la inocuidad.
- Cultura de responsabilidad: Crear una cultura donde cada empleado se sienta responsable de la inocuidad del producto. Esto incluye el reconocimiento y la recompensa por prácticas seguras.
- Tecnología y herramientas: Utilizar tecnología y herramientas modernas para monitorear y gestionar la inocuidad. Esto puede incluir sistemas de trazabilidad y sensores de calidad.
- Gestión de proveedores: Asegurar que los proveedores cumplan con los estándares de inocuidad establecidos. Esto incluye evaluaciones regulares y colaboraciones para mejorar las prácticas.
- Preparación ante emergencias: Desarrollar planes de contingencia para gestionar incidentes relacionados con la inocuidad alimentaria. Esto asegura una respuesta rápida y efectiva ante cualquier problema.
Estos elementos combinados forman la base para una cultura sólida de inocuidad en una agroempresa, garantizando productos seguros y de alta calidad.