Episodio 415 de Podcast Agricultura

Episodio 415: La salvación que supuso el caldo bordelés

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El caldo bordelés (mezcla de sulfato de cobre y cal apagada), ha sido fundamental en la protección de la agricultura contra enfermedades fúngicas. Desarrollado inicialmente para los viñedos afectados por el mildiu, su eficacia en formar una capa protectora sobre las plantas lo hizo esencial para otros cultivos.

Este fungicida no solo previene infecciones, sino que también ha marcado el principio de una era enfocada en la prevención de plagas. A pesar de los avances en fungicidas modernos, el caldo bordelés sigue siendo valorado en la agricultura por su eficacia y bajo costo.

¿Por qué el caldo bordelés se permite en agricultura orgánica?

La inclusión del caldo bordelés en la lista de insumos permitidos en agricultura orgánica se basa en su origen natural y su baja toxicidad hacia humanos y animales, en comparación con los pesticidas sintéticos. Esta solución fungicida se ha convertido en un recurso valioso para los agricultores orgánicos que buscan manejar enfermedades fúngicas y bacterianas sin comprometer los principios de la agricultura orgánica, que enfatiza el uso de productos naturales y la minimización del impacto ambiental.

El caldo bordelés actúa por contacto, creando una barrera protectora sobre la superficie de las plantas que impide el desarrollo de patógenos. Su efectividad reside en la capacidad del cobre para alterar enzimas vitales para los patógenos, deteniendo así su proliferación. Esta acción preventiva es crucial para el manejo integrado de plagas en la agricultura orgánica, donde se prioriza la prevención de enfermedades sobre el tratamiento.

La aceptación del caldo bordelés también se debe a su compatibilidad con los objetivos de sostenibilidad y conservación de la biodiversidad de la agricultura orgánica. Al ser un producto que actúa superficialmente y se degrada naturalmente, su impacto sobre la fauna beneficiosa y los microorganismos del suelo es menor en comparación con los pesticidas sintéticos, que pueden tener efectos residuales prolongados y perjudiciales.

Sin embargo, el uso de caldo bordelés no está exento de regulaciones dentro de la agricultura orgánica. Los organismos de certificación establecen límites en la cantidad y frecuencia de aplicación para evitar la acumulación de cobre en el suelo. Estas restricciones reflejan un enfoque equilibrado que busca aprovechar los beneficios del caldo bordelés mientras se protege la salud del suelo y el ecosistema. Los agricultores orgánicos deben seguir prácticas de manejo adecuadas, como la rotación de cultivos y el uso de variedades resistentes, para reducir la dependencia de cualquier insumo, incluso los permitidos en agricultura orgánica, promoviendo así un sistema agrícola más resiliente y sostenible.

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