La agricultura protegida en México ha tenido un gran desarrollo, pasando en cinco décadas de apenas unas cuantas hectáreas a más de 77,000 hectáreas. Estamos hablando de superficie de invernaderos, túneles, mallas y casas sombra, las cuales se han vuelto indispensables para ciertos cultivos.
El tomate es el cultivo que más superficie presenta bajo agricultura protegida, y otras hortalizas son pepino y pimiento. En el caso de frutas la manzana es la que más destaca, aunque las berries también son relevantes (fresa, zarzamora, frambuesa y arándano).
¿Por qué la agricultura protegida es tan importante para México?
El desarrollo de la agricultura protegida en México se enmarca en la búsqueda de alternativas sostenibles para enfrentar los retos climáticos, de mercado y productivos. Este sistema, que incluye invernaderos, mallas sombra, túneles altos y casas sombra, permite controlar factores ambientales para optimizar el crecimiento de los cultivos. México, como líder en la exportación de hortalizas, ha adoptado estas tecnologías para mejorar la calidad y cantidad de su producción, dirigida principalmente a mercados exigentes como el de Estados Unidos y Canadá.
La agricultura protegida posibilita la producción durante todo el año, independientemente de las condiciones climáticas exteriores, lo que representa una ventaja competitiva importante. La eficiencia en el uso del agua, la reducción en el empleo de agroquímicos y la optimización de nutrientes son algunos de sus beneficios más destacados. Estas prácticas no solo incrementan la productividad, sino que también reducen el impacto ambiental de la agricultura convencional.
La inversión en tecnología e innovación es clave en el desarrollo de la agricultura protegida. Sistemas de riego tecnificado, control climático automatizado y técnicas avanzadas de manejo de cultivos son fundamentales para maximizar la producción. La capacitación y especialización de los agricultores en estas tecnologías son esenciales para su implementación exitosa.
El gobierno mexicano, reconociendo el potencial de la agricultura protegida, ha implementado programas de apoyo y financiamiento para su desarrollo. Estas iniciativas buscan promover la adopción de prácticas sostenibles y tecnologías avanzadas entre los productores, especialmente en zonas con limitantes climáticas o de suelo.
La agricultura protegida en México enfrenta desafíos como la necesidad de inversión inicial elevada y la falta de conocimiento técnico especializado. Sin embargo, el creciente interés por parte de los productores y el apoyo gubernamental indican un futuro prometedor para esta modalidad de producción. La capacidad de adaptarse a las demandas del mercado global, produciendo alimentos de alta calidad de manera sostenible, coloca a México en una posición privilegiada en el sector agroalimentario internacional.