Las algas marinas y sus extractos son productos de origen biológico que tienen muchos de beneficios en la fisiología de las plantas cultivadas, además de que mejoran la estructura y las poblaciones microbianas de los suelos agrícolas, razón por la cual su uso comercial está aumentando de manera considerable.
¿Cuándo se empezaron a usar algas marinas en la agricultura?
El uso de algas marinas en la agricultura se remonta a varios siglos atrás, especialmente en las zonas costeras donde los agricultores descubrieron sus beneficios para mejorar la fertilidad del suelo. En Europa, por ejemplo, los registros muestran que en Irlanda, Escocia y Francia ya se utilizaban algas marinas desde tiempos medievales. Los agricultores recogían algas que habían sido arrastradas a la orilla y las esparcían sobre los campos como fertilizante natural. Las algas marinas aportaban minerales esenciales y materia orgánica que enriquecían el suelo, promoviendo un mejor crecimiento de las plantas.
Sin embargo, el uso más formal y sistematizado de las algas marinas en la agricultura moderna comenzó en el siglo XX, cuando la ciencia empezó a explorar sus propiedades bioquímicas. Fue en los años 1950 y 1960 cuando los investigadores comenzaron a estudiar los compuestos activos presentes en las algas, como los fitohormonas, los ácidos algínicos y los polisacáridos, que resultaron ser muy beneficiosos para estimular el crecimiento de las plantas, mejorar la resistencia al estrés y aumentar la absorción de nutrientes.
A partir de estas investigaciones, las algas marinas se comenzaron a utilizar de manera más regular en la fabricación de bioestimulantes y fertilizantes orgánicos. Los productos a base de algas se comercializaron como soluciones naturales para mejorar la productividad agrícola, especialmente en cultivos con estrés hídrico o en suelos degradados. Además, las algas marinas ganaron popularidad por ser una opción sostenible, ya que su cosecha no afecta significativamente los ecosistemas cuando se realiza de manera controlada.
Hoy en día, las algas marinas se usan tanto en la agricultura convencional como en la agricultura ecológica, y continúan siendo un recurso valioso por su capacidad de proporcionar nutrientes, mejorar la estructura del suelo y estimular el crecimiento vegetal sin necesidad de químicos sintéticos.