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Episodio 004 de Podcast Agricultura

Episodio 004: Reguladores de crecimiento y estrés abiótico

Hablar de estrés abiótico es hablar de uno de los principales factores que afectan los rendimientos de los cultivos agrícolas. El estrés abiótico es a su vez causado por factores muy diversos, razón por la cual es complicado hacerle frente, ya que primero hay que determinar qué está afectando a nuestros cultivos.

¿Cuáles fueron los primeros reguladores de crecimiento usados en agricultura?

Los primeros reguladores de crecimiento usados en agricultura surgieron a partir de descubrimientos que se hicieron sobre cómo las plantas controlan su desarrollo. Los reguladores de crecimiento, también llamados fitohormonas, son compuestos que influyen en procesos fisiológicos como la germinación, el crecimiento, la floración y la maduración de frutos. Aunque hoy en día se conocen varias categorías, los primeros en utilizarse comercialmente tuvieron un impacto significativo en la forma de manejar cultivos.

El ácido indolacético (AIA), una auxina, fue uno de los primeros reguladores de crecimiento identificados y aplicados en agricultura. En la década de 1930, se descubrió que las auxinas promovían el alargamiento celular, la división de células y la formación de raíces. Este regulador se utilizó en prácticas como el enraizamiento de esquejes, lo cual permitía una propagación más rápida y eficiente de ciertas plantas. También se aplicaba para evitar la caída prematura de frutos, controlando la abscisión y asegurando una mayor cosecha.

El ácido giberélico (AG), otra categoría de reguladores de crecimiento, se identificó a mediados del siglo XX. Inicialmente, se descubrió en Japón como un compuesto producido por un hongo que causaba el crecimiento excesivo de plantas de arroz, conocido como “enfermedad del tallo tonto”. Posteriormente, se descubrió que los propios vegetales también producían giberelinas, y su uso agrícola se centró en promover el crecimiento y elongación de tallos, mejorar la germinación de semillas y romper la dormancia en ciertos cultivos. Las giberelinas comenzaron a utilizarse en frutales, como la uva, para mejorar el tamaño y calidad del fruto, y para reducir la cantidad de semillas en ciertas variedades.

El etileno, aunque es una hormona gaseosa natural de las plantas, se empezó a utilizar como regulador de crecimiento en la agricultura para acelerar la maduración de frutas. Su uso fue particularmente importante en cultivos como el tomate y el plátano, permitiendo la cosecha de frutas en estados menos maduros para su transporte, y luego inducir su maduración de forma controlada antes de llegar al mercado. La liberación de etileno también se aplicaba para uniformizar la floración o cosecha en ciertos cultivos, asegurando que todos los frutos estuvieran listos al mismo tiempo.

Las citocininas, descubiertas poco después de las giberelinas, también se utilizaron como reguladores de crecimiento. Estos compuestos promovían la división celular y retrasaban la senescencia (envejecimiento) de hojas y frutos. La aplicación de citocininas ayudaba a mejorar la calidad y el tamaño de ciertos productos agrícolas, como frutas y vegetales, además de ser útiles en la micropropagación de plantas en laboratorio, un proceso que permite la reproducción rápida de especies vegetales.

El ácido abscísico (ABA), aunque conocido como una hormona que regula el cierre de estomas y la respuesta al estrés hídrico, tuvo un uso más específico en el manejo de ciertos procesos fisiológicos relacionados con el estrés. A diferencia de otros reguladores que promovían el crecimiento, el ABA se utilizó en ciertos casos para frenar procesos de crecimiento y ayudar a las plantas a soportar condiciones adversas como la sequía, aunque su uso en agricultura fue más limitado comparado con las auxinas, giberelinas y etileno.

Estos primeros reguladores de crecimiento sentaron las bases para el manejo hormonal de los cultivos, permitiendo a los agricultores mejorar aspectos como el enraizamiento, crecimiento de plantas, calidad de frutos y uniformidad de la cosecha.cia de los sistemas de polinización. Tener una amplia variedad de polinizadores asegura que diferentes plantas puedan ser polinizadas bajo distintas condiciones ambientales y en diferentes momentos del día o del año, apoyando así la biodiversidad y la productividad agrícola.

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