Aurelio Bastida, especialista en agricultura protegida nos cuenta cuáles son los principales factores que debes considerar para establecer un proyecto de este tipo de agricultura, de modo que entendamos que un invernadero no es la solución para todos los males, y que hay otras estructuras que se pueden utilizar.
¿Qué herramientas componen a la agricultura protegida?
La agricultura protegida se ha convertido en una estrategia clave para maximizar la eficiencia en la producción de cultivos, sobre todo en áreas donde las condiciones climáticas o de suelo no son óptimas. Este enfoque utiliza una serie de herramientas y tecnologías que permiten controlar el ambiente de cultivo y proteger las plantas de factores adversos como el clima, las plagas y las enfermedades.
Una de las herramientas más comunes es el invernadero, que puede variar en tamaño y diseño. Los invernaderos permiten mantener un microclima controlado, regulando temperatura, humedad, luz y ventilación. Dependiendo del tipo de cultivo y del nivel de tecnificación, puedes encontrar invernaderos simples, hechos de materiales accesibles como el polietileno, hasta invernaderos automatizados que utilizan sensores para ajustar las condiciones de forma precisa.
Dentro del invernadero, los sistemas de riego juegan un papel fundamental. En agricultura protegida, el riego localizado, como el riego por goteo, es común porque permite suministrar agua y nutrientes directamente a la raíz de las plantas, optimizando el uso de estos recursos. En muchos casos, estos sistemas se complementan con la fertirrigación, que consiste en la aplicación de fertilizantes disueltos en el agua de riego, lo que te asegura que la planta reciba los nutrientes necesarios en el momento adecuado.
Otra herramienta clave son los sistemas de ventilación y calefacción. En los climas más fríos o en estaciones donde la temperatura baja considerablemente, se implementan sistemas de calefacción que mantienen una temperatura adecuada para el crecimiento de los cultivos. Por otro lado, en lugares cálidos o en estaciones más calurosas, los sistemas de ventilación y enfriamiento, como los ventiladores o cortinas de sombreo, ayudan a evitar que las plantas se estresen por el calor.
Las cubiertas de protección también son una herramienta esencial. Pueden estar hechas de distintos materiales, como mallas antigranizo, mallas antiinsectos o plásticos que filtran ciertos espectros de luz. Estas cubiertas no solo protegen a los cultivos de las inclemencias del clima, sino también de plagas que podrían mermar la producción.
En la agricultura protegida moderna, los sistemas de monitoreo y automatización son cada vez más comunes. Estos sistemas te permiten, mediante el uso de sensores, medir en tiempo real variables como la humedad del suelo, la temperatura ambiente, la cantidad de luz y la concentración de dióxido de carbono. Al integrar estos sensores con sistemas automatizados, puedes ajustar de forma precisa el ambiente de cultivo sin intervención manual, lo que reduce los errores humanos y aumenta la eficiencia del manejo de los cultivos.
Finalmente, no se puede hablar de agricultura protegida sin mencionar el manejo integrado de plagas. Bajo estas condiciones controladas, es más fácil implementar prácticas preventivas y curativas para mantener las plagas bajo control. En muchos casos, se utilizan agentes biológicos como depredadores naturales de plagas, lo que reduce la dependencia de pesticidas químicos y promueve un ambiente más sostenible.
Estas herramientas trabajan en conjunto para ofrecerte un control casi total sobre el ambiente de crecimiento de tus cultivos. La integración de todas ellas te permite mejorar los rendimientos, reducir el uso de recursos como el agua y los agroquímicos, y extender los ciclos de producción durante todo el año.