Para que las plantas crezcan y se desarrollen bien es necesario que puedan llevar a cabo cuatro funciones básicas, las cuales, junto con cuatro funciones asociadas, permiten el buen funcionamiento de toda la planta. Cabe mencionar que estas funciones se ven limitadas por las condiciones ambientales.
¿Quién descubrió los procesos básicos de las plantas?
Los procesos básicos de las plantas, como la fotosíntesis, la respiración y la absorción de nutrientes, han sido objeto de estudio durante siglos. A lo largo de la historia, varios científicos han contribuido al descubrimiento y comprensión de estos mecanismos fundamentales.
Uno de los primeros en sentar las bases de lo que hoy conocemos sobre los procesos de las plantas fue Jan Baptist van Helmont, un médico y químico belga del siglo XVII. Van Helmont llevó a cabo uno de los primeros experimentos controlados en fisiología vegetal. En su famoso experimento con un sauce, demostró que el crecimiento de una planta no se debía exclusivamente a la absorción de nutrientes del suelo, sugiriendo que el agua jugaba un papel crucial en el aumento de la masa vegetal. Aunque no comprendió completamente el proceso, su trabajo abrió el camino para investigaciones posteriores.
En el siglo XVIII, el científico británico Joseph Priestley contribuyó de manera significativa al descubrimiento de la fotosíntesis. Priestley es conocido por su experimento en el que mostró que una planta podía “purificar” el aire viciado por una vela encendida. Aunque no comprendió del todo el proceso de fotosíntesis, identificó la capacidad de las plantas para producir oxígeno, un hallazgo clave para el conocimiento de los ciclos biológicos de las plantas y su relación con el aire.
Jan Ingenhousz, un médico y biólogo holandés, fue quien demostró que la fotosíntesis es un proceso dependiente de la luz. En 1779, Ingenhousz descubrió que solo las partes verdes de las plantas liberan oxígeno cuando están expuestas a la luz, y que en ausencia de luz, las plantas liberan dióxido de carbono. Este descubrimiento fue crucial para entender que las plantas no solo dependen del agua, sino también de la luz solar para llevar a cabo su metabolismo.
Más adelante, en el siglo XIX, Julius von Sachs, un botánico alemán, aportó más detalles sobre los procesos internos de las plantas. Sachs descubrió que la fotosíntesis produce almidón como producto final y que este se almacena en los cloroplastos. Este descubrimiento fue un gran avance, ya que permitió entender la función de los cloroplastos como los organelos donde ocurre la fotosíntesis.
También es importante mencionar a Jean Senebier, un científico suizo que confirmó la relación entre el dióxido de carbono y la fotosíntesis. Sus experimentos demostraron que las plantas absorben dióxido de carbono del aire y lo utilizan, junto con la luz, para producir oxígeno, lo que ayudó a consolidar las bases de la fotosíntesis tal como la entendemos hoy.
Cada uno de estos descubrimientos fue construyendo el conocimiento actual sobre los procesos básicos de las plantas, aportando nuevas piezas al rompecabezas que nos permitió comprender cómo las plantas absorben nutrientes, respiran y convierten la luz solar en energía.