
Las micorrizas son asociaciones simbióticas entre las raíces de las plantas y ciertos hongos presentes en la rizosfera del suelo, las cuales tienen varias ventajas, siendo las principales el aumento en la absorción de agua y nutrientes, así como el aumento en la resistencia a patógenos.
Las micorrizas fueron descubiertas por el botánico polaco Franciszek Dionizy Kamienski en 1882, y por aquel entonces se creía que eran una característica que presentaban solo algunas plantas, las cuales formaban una extensa red alimenticia que beneficiaban a las plantas.
Ya para 1900 se sabía que la mayoría de las plantas tenían la capacidad para desarrollar micorrizas, empezando a encontrar poco a poco diversos niveles de micorrización, según el tipo de planta, así como la microflora y microfauna del suelo.
Actualmente las micorrizas se dividen en ectomicorrizas y endomicorrizas. Las ectomicorrizas son menos comunes y solo crecen intercelularmente, es decir, no presentan crecimiento intracelular, aunque con frecuencia forman un manto hifal que permite reconocerlas.
Las endomicorrizas por su parte, crecen intercelular e intracelularmente y forman dentro de las células corticales estructuras fúngicas específicas. Este tipo de micorrizas son las más comunes y se pueden encontrar en todo el mundo y en todos los ecosistemas.
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