Soy de la idea de que para mejorar la producción agrícola primero tenemos que identificar necesidades específicas, porque sin una necesidad clara la realidad es que poco se mejora, porque las necesidades impulsan el cambio, y cambiar no es grato, porque, aunque se hable mucho de lo bueno que es el cambio, no nos gusta cambiar.
Cambiar de manera voluntaria es algo que no aplica normalmente en la agricultura, en especial considerando que todo cambio eleva el riesgo ya existente, lo que se suele evitar a toda costa, pues la agricultura ya es de por sí una actividad con muchos y diversos riesgos, y es hasta cuando llega la adversidad que el cambio es obligatorio.
Cuando existe una necesidad es cuando hay una gran oportunidad para mejorar, pero las oportunidades vienen sincronizadas con el tiempo, por lo que esperar demasiado puede hacer que esa oportunidad pase, aunque no necesariamente la necesidad va a desaparecer, sino que se vuelve un requisito.
Puede parecer una pregunta extraña, pero, ¿podemos simular adversidades en el sector agrícola? Si simulamos adversidades podemos ponernos en una situación futura en la cual se ponga en riesgo la producción agrícola, lo que nos permitiría anticiparnos a las posibles situaciones, para plantear también posibles soluciones.
¿Por qué el agro sale adelante ante la adversidad?
El sector agroalimentario ha demostrado una capacidad notable para superar adversidades. Una de las razones es la resiliencia inherente de los agricultores y productores. Están acostumbrados a enfrentar desafíos como el clima impredecible, plagas y enfermedades. Esta resiliencia se traduce en una capacidad de adaptación rápida y efectiva a nuevas circunstancias. La innovación constante en técnicas y tecnologías agrícolas también juega un papel crucial. Desde la adopción de sistemas de riego eficientes hasta el uso de drones para monitoreo de cultivos, la tecnología permite a los agricultores mejorar su productividad y gestionar mejor los recursos.
La colaboración y el intercambio de conocimientos son fundamentales. Las comunidades agrícolas suelen estar bien conectadas, permitiendo a los agricultores compartir experiencias y soluciones. Las cooperativas y asociaciones agrícolas proporcionan apoyo financiero, técnico y logístico, lo que fortalece la capacidad de respuesta ante crisis. La educación continua y la capacitación son esenciales. Los programas de extensión agrícola y las universidades ofrecen recursos y formación para que los agricultores puedan implementar prácticas más sostenibles y eficientes. Esta formación es clave para mantenerse al día con las innovaciones y mejorar la gestión de las explotaciones.
Las políticas gubernamentales y el apoyo institucional también son factores importantes. Los subsidios, seguros agrícolas y programas de asistencia en caso de desastres naturales proporcionan una red de seguridad para los agricultores. Estos apoyos permiten mitigar los riesgos y asegurar la continuidad de las operaciones. La diversificación de cultivos y actividades es otra estrategia vital. Al no depender de un solo producto, los agricultores pueden reducir su vulnerabilidad a las fluctuaciones del mercado y a las condiciones climáticas adversas. La diversificación también puede incluir la incorporación de actividades agroindustriales y de turismo rural, que generan ingresos adicionales.
El enfoque en la sostenibilidad es cada vez más relevante. La implementación de prácticas agrícolas sostenibles, como la rotación de cultivos, el uso de abonos orgánicos y la conservación del agua, ayuda a mantener la salud del suelo y a proteger el medio ambiente. Estas prácticas no solo aseguran la productividad a largo plazo, sino que también contribuyen a la resiliencia ante el cambio climático. La conexión directa con los consumidores a través de mercados locales y plataformas digitales permite a los agricultores vender sus productos a precios justos. Esto reduce la dependencia de intermediarios y mejora la rentabilidad de sus explotaciones.
La investigación y desarrollo son pilares del avance agrícola. Las inversiones en biotecnología, mejoramiento genético y manejo integrado de plagas proporcionan herramientas para enfrentar desafíos específicos. Estas innovaciones no solo aumentan la producción, sino que también mejoran la calidad y seguridad de los alimentos. La comunidad global juega un papel en el fortalecimiento del sector agrícola. La cooperación internacional en investigación, comercio y asistencia técnica facilita el acceso a recursos y conocimientos que benefician a los agricultores en todas partes.