
Soy de la idea de que para mejorar la producción agrícola primero tenemos que identificar necesidades específicas, porque sin una necesidad clara la realidad es que poco se mejora, porque las necesidades impulsan el cambio, y cambiar no es grato, porque, aunque se hable mucho de lo bueno que es el cambio, no nos gusta cambiar.
Cambiar de manera voluntaria es algo que no aplica normalmente en la agricultura, en especial considerando que todo cambio eleva el riesgo ya existente, lo que se suele evitar a toda costa, pues la agricultura ya es de por sí una actividad con muchos y diversos riesgos, y es hasta cuando llega la adversidad que el cambio es obligatorio.
Cuando existe una necesidad es cuando hay una gran oportunidad para mejorar, pero las oportunidades vienen sincronizadas con el tiempo, por lo que esperar demasiado puede hacer que esa oportunidad pase, aunque no necesariamente la necesidad va a desaparecer, sino que se vuelve un requisito.
Puede parecer una pregunta extraña, pero, ¿podemos simular adversidades en el sector agrícola? Si simulamos adversidades podemos ponernos en una situación futura en la cual se ponga en riesgo la producción agrícola, lo que nos permitiría anticiparnos a las posibles situaciones, para plantear también posibles soluciones.
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