Platicamos con el Dr. Carlos Castillo, asesor agrícola internacional en producción de berries y otros cultivos (hortalizas y frutales) sobre uno de los mayores retos cuando hablamos de producción de arándano: la estimulación de la floración en sus plantas y la adecuada formación de bloom en los frutos.
En general, la floración depende de varios factores, incluyendo la edad de la planta, la fertilidad del suelo y las condiciones climáticas, y el proceso natural de formación de bloom en los arándanos es complejo y puede variar de una variedad a otra; sin embargo, hay técnicas que pueden ayudar a incrementarlo.
¿Por qué el bloom es importante para la comercialización del arándano?
El bloom en los arándanos es una capa cérea natural que cubre los frutos. Esta capa no solo es estética, sino que desempeña un papel crucial en la comercialización del arándano por varias razones. Primero, el bloom actúa como un indicador de frescura; los frutos con un bloom abundante y uniforme suelen ser percibidos por los consumidores como más frescos y de mejor calidad. Esto es clave en el punto de venta, donde la apariencia puede influir decisivamente en la decisión de compra.
Además, el bloom ofrece protección natural contra la humedad y el deterioro microbiano. Esta capa ayuda a prolongar la vida útil del fruto al reducir la pérdida de agua y protegerlo de agentes patógenos externos. Por lo tanto, arándanos con un buen bloom pueden mantenerse en buen estado durante más tiempo, lo que es esencial para su transporte y almacenamiento, especialmente en mercados internacionales.
También, el bloom contribuye a la resistencia del fruto al manejo y transporte. Un arándano con una capa cérea intacta es menos propenso a sufrir daños mecánicos, como golpes o roces, lo cual es fundamental para mantener la integridad del fruto hasta que llega al consumidor final.
Por lo tanto, en la comercialización del arándano, el bloom no solo mejora la presentación del producto, sino que también cumple funciones protectoras que aseguran la calidad y prolongan la conservabilidad del fruto, aspectos valorados tanto por distribuidores como consumidores.