En esta ocasión entrevisté a Erick Cervantes Díaz, un agrónomo de California que es especialista en asesoría de riego, pues trabaja para la empresa Hortau. Erick asesora diversos cultivos, pero el principal es el almendro, que domina el Valle Central de California.
Durante la conversación Erick nos cuenta cómo fue que decidió estudiar una carrera agronómica; también nos habla sobre las certificaciones con las que cuenta y que le permiten trabajar como asesor agrícola, y por supuesto, nos habla sobre cómo maneja los temas de riego con los agricultores que asesora.
¿Por qué medir el riego es cada vez más importante en la agricultura?
Medir el riego es fundamental en la agricultura moderna debido a la creciente necesidad de optimizar el uso de agua, un recurso cada vez más escaso y costoso.
En los últimos años, la presión sobre los agricultores para ser más eficientes y sostenibles ha aumentado considerablemente, y la medición precisa del riego se ha convertido en una de las estrategias clave para lograrlo. Esta práctica permite adaptar la cantidad de agua aplicada a las necesidades específicas de cada cultivo, maximizando la productividad y minimizando el desperdicio.
Uno de los motivos principales para medir el riego es la variabilidad en las condiciones del suelo, el clima y el tipo de cultivo. No todos los cultivos tienen los mismos requerimientos de agua ni reaccionan igual ante las variaciones climáticas. En áreas con lluvias irregulares o condiciones de sequía, un sistema de medición del riego ayuda a garantizar que las plantas reciban la cantidad exacta de agua que necesitan, evitando tanto el estrés hídrico como el riego excesivo, que pueden afectar negativamente el crecimiento y la calidad del producto final.
Además, la medición del riego está directamente relacionada con la reducción de costos y el aumento de la rentabilidad. El agua es un insumo agrícola que representa un gasto significativo, especialmente en regiones donde los recursos hídricos son limitados y costosos. Al medir el riego, los agricultores pueden aplicar solo la cantidad de agua necesaria, lo que reduce el gasto y evita los costos asociados a posibles enfermedades causadas por un exceso de humedad, como hongos y otras plagas.
La optimización del riego también contribuye a un mejor aprovechamiento de fertilizantes, ya que el agua actúa como vehículo para que los nutrientes lleguen a las raíces de las plantas de manera adecuada.
La tecnología ha revolucionado la forma en que se mide el riego en la agricultura. Hoy en día existen sensores de humedad en el suelo, sistemas de monitoreo de clima y herramientas de análisis de datos que permiten a los agricultores tener información en tiempo real sobre las necesidades hídricas de sus cultivos. Estos sistemas proporcionan datos precisos que permiten tomar decisiones informadas sobre cuándo y cuánto regar, y algunos incluso automatizan el proceso de riego, lo que reduce la dependencia de intervenciones manuales. Además, estos datos pueden almacenarse y analizarse a lo largo del tiempo, facilitando el diseño de estrategias de riego basadas en patrones históricos y proyecciones futuras.
Otro aspecto importante es el impacto ambiental de un riego desmedido. En muchos lugares, el uso excesivo de agua agrícola afecta directamente a los ecosistemas cercanos, agotando fuentes naturales de agua como ríos, lagos y acuíferos. Al medir y gestionar el riego, los agricultores no solo protegen sus propias tierras, sino que también contribuyen a la sostenibilidad de los recursos hídricos de la región.