El desarrollo de la agricultura en nuestro país requerirá entender cuáles son las necesidades que deberán cubrir las nuevas innovaciones agrícolas, las cuales son impuestas por la situación geográfica, ambiental, social, económica y política en que vivimos, por lo que no está de más repasar dichas necesidades.
¿Cuáles políticas públicas hacen falta para impulsar al agro mexicano?
Para impulsar el agro mexicano, es fundamental implementar políticas públicas que aborden las necesidades actuales del sector. Una de las más urgentes es el acceso a financiamiento asequible. Los pequeños y medianos productores a menudo enfrentan dificultades para obtener crédito, lo que limita su capacidad de inversión en tecnología y mejoras productivas. Se necesita un programa de financiamiento especializado con tasas de interés bajas y condiciones adaptadas al ciclo agrícola, facilitando el acceso a maquinaria, insumos y tecnología de punta.
La capacitación y transferencia de tecnología es otro pilar clave. Los programas de capacitación técnica y asesoramiento deben ser ampliados y adaptados a las realidades de cada región. Esto incluye la promoción de prácticas agrícolas sostenibles, el uso eficiente del agua y la adopción de tecnología de precisión. Las políticas deben fomentar alianzas entre instituciones de investigación, universidades y productores para asegurar que el conocimiento y las innovaciones lleguen de manera efectiva al campo.
La infraestructura es otro aspecto crítico. Muchas regiones agrícolas en México carecen de la infraestructura necesaria para transportar y almacenar productos de manera eficiente. Invertir en caminos rurales, sistemas de riego modernos y almacenes frigoríficos contribuiría a reducir las pérdidas postcosecha y mejorar la competitividad de los productos mexicanos en los mercados nacionales e internacionales. La modernización de la infraestructura debe ir de la mano con políticas que faciliten el acceso a mercados, tanto a nivel nacional como internacional.
La diversificación de cultivos y el apoyo a la agricultura sustentable son áreas que requieren mayor atención. Se necesitan políticas que incentiven la diversificación productiva, promoviendo cultivos de alto valor y resistencia a las condiciones climáticas cambiantes. Además, el fomento de prácticas agrícolas regenerativas y orgánicas contribuiría a la sostenibilidad a largo plazo del sector. Programas de certificación y etiquetado pueden ayudar a posicionar los productos sustentables en mercados premium, generando mayores ingresos para los productores.
La seguridad y soberanía alimentaria deben ser una prioridad en la agenda de políticas públicas. Esto implica fomentar la producción de alimentos básicos, como maíz y frijol, con el objetivo de reducir la dependencia de las importaciones y garantizar el abastecimiento interno. Se necesitan incentivos para la producción local, como subsidios directos a los agricultores y programas de compra gubernamental que aseguren precios justos y estables para los productores.
El impulso a la innovación y desarrollo tecnológico es esencial para el avance del sector. Las políticas deben fomentar la inversión en investigación y desarrollo, con un enfoque en biotecnología, agricultura de precisión y tecnologías de información. La creación de parques tecnológicos agrícolas y centros de innovación puede ser un catalizador para el desarrollo de soluciones adaptadas a las condiciones locales, aumentando la productividad y eficiencia del agro mexicano.
Finalmente, la inclusión y el fortalecimiento de las organizaciones de productores deben ser promovidos. Es necesario impulsar políticas que fomenten la asociatividad, facilitando la creación y fortalecimiento de cooperativas y asociaciones de productores. Estas organizaciones juegan un papel fundamental en la negociación de precios, el acceso a insumos y mercados, y la implementación de buenas prácticas agrícolas. Fortalecer el tejido organizacional contribuye a un agro más resiliente y competitivo.