La inducción floral es el proceso por el cual las yemas de los frutales, originalmente vegetativas, sufren cambios metabólicos que las preparan para transformarse en yemas florales. El proceso que sigue a la inducción floral se conoce como diferenciación floral y corresponde a la manifestación externa de este proceso.
¿Quiénes fueron los primero en estudiar la inducción floral?
El estudio de la inducción floral, que se refiere al proceso mediante el cual las plantas inician la formación de flores en respuesta a ciertos estímulos, tiene sus raíces en investigaciones realizadas a principios del siglo XX. Los primeros en investigar este fenómeno fueron científicos europeos interesados en comprender los mecanismos que controlaban el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Uno de los pioneros más destacados fue Julius Sachs, un botánico alemán que, en la década de 1860, ya había sentado las bases del estudio de la fisiología vegetal. Aunque no se enfocó exclusivamente en la inducción floral, sus investigaciones sobre la influencia de factores externos, como la luz y la temperatura, en el crecimiento de las plantas influyeron en estudios posteriores.
A principios del siglo XX, Gottlieb Haberlandt, otro botánico alemán, contribuyó significativamente al campo al proponer la teoría de las “hormonas florales”. Aunque sus ideas no estaban completamente desarrolladas, sugirió que algún tipo de sustancia química era responsable de inducir la floración en las plantas. Este concepto sería crucial para los descubrimientos posteriores sobre las fitohormonas.
Posteriormente, en la década de 1930, Mikhail Chailakhyan, un científico soviético, formuló la hipótesis de la “florigen”. Propuso que una sustancia específica, el florigen, era transportada desde las hojas hasta los meristemos apicales, desencadenando el proceso de floración. Sus experimentos con plantas de día largo y día corto dieron lugar a una mayor comprensión de cómo las señales ambientales, particularmente la luz, afectaban la inducción floral.