La producción forzada es un sistema de producción utilizado en los frutales caducifolios, aunque también se utiliza en la producción de algunas berries. Se trata de un sistema complejo que, como su mismo nombre lo indica, busca forzar a las plantas a producir fuera de su tiempo y de sus condiciones climáticas naturales.
Mario Gutiérrez, quien es especialista en producción de berries y enfocado actualmente a la producción de arándano, nos da una introducción a la producción forzada en frutales, un tema de cual tiene mucho conocimiento y que sin duda es muy interesante, debido a todos los aspectos que conlleva.
En esta entrevista Mario nos habla sobre el origen y el concepto de la producción forzada, así como los cultivos en los que se aplica actualmente y lo que implica desde el punto de vista técnico: variedades de poco requerimiento de frío, manejo del riego, aplicaciones de reguladores del crecimiento, podas, entre otros.
Así mismo, también nos comenta si existen nuevas tendencias en el tema de la producción forzada, pues a pesar de ser un sistema de producción que lleva ya varias décadas siendo utilizado, lo cierto es que las bases se han mantenido prácticamente inamovibles.
Por último, Mario nos comenta, desde su punto de vista, cuáles son las principales ventajas y desventajas de la producción forzada, pues considero que es indispensable conocerlas para que este sistema nos resulte favorable, así como cuando sí y cuando no debemos aplicar las técnicas que conlleva.
¿Qué implica la producción forzada en frutales?
La producción forzada en frutales se refiere a la manipulación de las condiciones de crecimiento para adelantar o extender el periodo de producción de frutas. Esto se hace con el objetivo de satisfacer la demanda del mercado fuera de la temporada natural, logrando precios más altos y una mejor rentabilidad para los productores.
Uno de los métodos más comunes para forzar la producción es el control de la temperatura y la luz. En climas templados, los frutales necesitan acumular una cierta cantidad de horas de frío durante el invierno para romper la dormancia y florecer en primavera. Al modificar estas condiciones mediante el uso de invernaderos con calefacción o sistemas de enfriamiento, es posible inducir a los árboles a florecer y fructificar antes de lo que lo harían de manera natural.
Además del control de temperatura, la manipulación de la iluminación también juega un papel crucial. Prolongar las horas de luz con luces artificiales puede estimular el crecimiento vegetativo y la floración en momentos en los que naturalmente no ocurriría. Esta técnica es particularmente útil en regiones con inviernos largos o en cultivos que requieren más luz de la que el clima local proporciona.
Otro aspecto importante de la producción forzada es la aplicación de reguladores de crecimiento y fitohormonas. Estas sustancias se utilizan para promover la floración, controlar el tamaño de los frutos y sincronizar la maduración. Por ejemplo, la aplicación de giberelinas puede adelantar la brotación, mientras que el uso de etileno puede acelerar la maduración de los frutos.
La producción forzada también implica un manejo intensivo del riego y la nutrición. Los árboles forzados a producir fuera de su ciclo natural requieren un suministro constante y equilibrado de agua y nutrientes para mantener su vigor y capacidad productiva. El riego por goteo con control automatizado y la fertilización foliar son técnicas comunes en estos sistemas.
Sin embargo, la producción forzada no está exenta de desafíos. El estrés que se impone a los árboles puede reducir su vida productiva y aumentar su susceptibilidad a enfermedades y plagas. Además, los costos de energía, tecnología y manejo especializado son altos, lo que requiere una planificación cuidadosa para asegurar la viabilidad económica del sistema.