Episodio 277 de Podcast Agricultura

Episodio 277: ¿Cómo dejaríamos los agroquímicos?

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En la actualidad no podemos sostener el nivel de la producción agrícola sin la utilización de agroquímicos, principalmente fertilizantes y plaguicidas; de hecho, esto es algo que acaba de intentar Sri Lanka en 2021, con resultados bastante negativos para su economía por implementar esa medida.

En mayo de 2021 el gobierno de Sri Lanka prohibió la importación de fertilizantes y plaguicidas, pero su apuesta por una agricultura libre de agroquímicos tuvo como resultados la escasez de alimentos y el aumento de la inflación, un claro ejemplo de que hacer eso no es tan fácil como parece.

Sin embargo, haciendo la reflexión, si en algún momento queremos disminuir radicalmente el uso de fertilizantes químicos necesitamos: 1) establecer proyectos de compostaje masivo que permitan recircular los residuos de cosecha, 2) obligar a un manejo preciso de los nutrientes y 3) obligar a la recirculación en el caso de hidroponía.

Para el caso de los plaguicidas químicos se necesitaría: 1) evitar las zonas monocultivo para disminuir la presión de plagas y enfermedades, 2) estudiar y reproducir depredadores naturales y 3) aumentar significativamente el uso de repelentes, y esto solo como medidas iniciales.

¿Existe alguna manera de producir globalmente sin agroquímicos?

Producir globalmente sin agroquímicos es un desafío complejo pero no imposible. Se requiere un enfoque integral que combine diversas prácticas agrícolas sostenibles.

Primero, la agroecología es una opción viable. Se basa en principios ecológicos para gestionar los sistemas agrícolas. Promueve la biodiversidad, el uso de abonos orgánicos y el control biológico de plagas. Los agricultores implementan rotaciones de cultivos, policultivos y setos vivos para mejorar la salud del suelo y reducir la dependencia de agroquímicos.

La agricultura orgánica también juega un papel crucial. Este enfoque prohíbe el uso de pesticidas y fertilizantes sintéticos. En su lugar, se utilizan compost, estiércol y minerales naturales para nutrir las plantas. El manejo integrado de plagas y la rotación de cultivos ayudan a mantener el equilibrio ecológico y reducir los problemas fitosanitarios.

Los biofertilizantes y biopesticidas son herramientas fundamentales. Los biofertilizantes son organismos vivos que mejoran la disponibilidad de nutrientes en el suelo. Los biopesticidas son productos naturales derivados de plantas, bacterias o minerales que controlan plagas y enfermedades. Ambos reducen la necesidad de productos químicos sintéticos.

La tecnología también aporta soluciones innovadoras. Los sensores y drones permiten monitorear los cultivos en tiempo real. Esto facilita la detección temprana de problemas y la aplicación precisa de tratamientos naturales. La inteligencia artificial ayuda a optimizar las prácticas agrícolas y a tomar decisiones basadas en datos.

La permacultura es otra estrategia efectiva. Este enfoque diseña sistemas agrícolas que imitan los ecosistemas naturales. Utiliza técnicas como la siembra en terrazas, los bosques comestibles y la captación de agua de lluvia. La permacultura busca crear sistemas autosuficientes y resilientes, minimizando el uso de insumos externos.

Las variedades de cultivos resistentes son esenciales. Los programas de mejoramiento genético desarrollan plantas que son más resistentes a plagas y enfermedades. Esto reduce la necesidad de agroquímicos para proteger los cultivos. Las semillas tradicionales y locales también contribuyen a la resiliencia de los sistemas agrícolas.

El manejo del suelo es fundamental. La conservación y regeneración del suelo son claves para una agricultura sostenible. Las prácticas como el no laboreo, la cobertura vegetal y el uso de abonos verdes mejoran la estructura del suelo y aumentan su fertilidad natural. Un suelo saludable es menos susceptible a plagas y enfermedades.

La educación y la capacitación de los agricultores son cruciales. Es importante que los productores conozcan y apliquen las prácticas sostenibles. Los programas de extensión agrícola y las redes de agricultores facilitan el intercambio de conocimientos y experiencias. La colaboración entre agricultores, investigadores y organizaciones es esencial para el éxito.

La política y la regulación también juegan un papel importante. Los gobiernos deben promover políticas que incentiven la agricultura sostenible. Esto incluye subsidios para prácticas ecológicas, regulaciones que limiten el uso de agroquímicos y apoyo a la investigación en agricultura orgánica y agroecología.

La producción global sin agroquímicos requiere un cambio significativo en las prácticas agrícolas. Es un proceso gradual que implica la adopción de nuevas tecnologías, la implementación de enfoques ecológicos y la colaboración entre todos los actores del sector agroalimentario.

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