Nuevamente se pasó por el podcast Clemente Lagunes, quien en esta ocasión nos platica algunas de las experiencias que ha tenido como consultor agrícola tecnológico, pues actualmente se dedica a impulsar la transformación digital para el sector agroalimentario.
Durante la conversación Clemente nos cuenta cuáles son las principales objeciones de venta que le presentan sus prospectos, y cómo a veces dichas objeciones están arraigadas en el tenor “del miedo al cambio”, sin que exista alguna otra limitante, porque muchas empresas tienen los recursos para invertir.
¿Cuándo comenzó la transformación digital de la agricultura?
La transformación digital de la agricultura comenzó a finales del siglo XX, impulsada principalmente por la adopción de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y la mecanización avanzada en el campo. Sin embargo, fue durante las dos primeras décadas del siglo XXI cuando este proceso cobró mayor relevancia, con la incorporación de tecnologías más avanzadas, como el uso de sensores, GPS y datos satelitales. Estas herramientas permitieron que los agricultores empezaran a recopilar y analizar grandes cantidades de información, transformando la manera en que gestionan los cultivos y los recursos.
Uno de los hitos clave en esta transformación fue la aparición de la agricultura de precisión en los años 90, que introdujo tecnologías como el GPS para optimizar las tareas en el campo, como la siembra, el riego y la aplicación de fertilizantes. Con la capacidad de analizar datos específicos de cada parcela, los agricultores pudieron tomar decisiones más informadas, reduciendo los costos y maximizando la eficiencia. Esta fue una primera fase de digitalización que se enfocó en mejorar la productividad a través de la automatización y la eficiencia.
A principios de la década de 2010, la expansión de los dispositivos móviles, el acceso a internet y la aparición de plataformas de software especializadas marcaron una nueva etapa en la digitalización agrícola. Las aplicaciones móviles comenzaron a ofrecer a los agricultores información en tiempo real sobre el clima, los precios de los productos, y recomendaciones sobre prácticas agrícolas. Además, los drones y las imágenes satelitales comenzaron a usarse para monitorear los campos, permitiendo a los productores obtener una visión más detallada y completa de sus cultivos.
La llegada del big data y la inteligencia artificial (IA) también ha sido crucial en esta evolución. A medida que los agricultores recopilan cada vez más datos a través de sensores, drones y satélites, la capacidad de analizarlos con herramientas de IA ha permitido predecir con mayor precisión eventos climáticos, gestionar plagas de manera más eficiente y mejorar los rendimientos. Esto ha dado lugar a la agricultura basada en datos, donde las decisiones se toman a partir de análisis profundos de grandes volúmenes de información.
La transformación digital en la agricultura no solo ha cambiado la manera en que se cultivan los alimentos, sino también la forma en que se gestionan las cadenas de suministro. Los sistemas de trazabilidad digital permiten a los consumidores seguir el recorrido de los productos desde el campo hasta la mesa, lo que ha generado una mayor transparencia y confianza en los alimentos que consumimos.
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