Argentina está a un paso de aprobar el primer trigo transgénico del mundo, una decisión que está generando polémica pues se teme perder algunos mercados debido a esta decisión, aún y cuando se trata del tercer país con más superficie sembrada con cultivos genéticamente modificados. Fuente
¿Quién desarrolló el trigo HB4 y cuándo comenzó su desarrollo?
El trigo HB4 fue desarrollado por la empresa Bioceres, en colaboración con el Instituto de Agrobiotecnología Rosario (INDEAR), una organización dedicada a la investigación y desarrollo de biotecnología aplicada al sector agrícola. El desarrollo de este trigo transgénico comenzó en la década de 2000, con la intención de crear una variedad que tuviera una mayor tolerancia a condiciones adversas, especialmente a la sequía. Esta investigación se enmarca en un contexto global de cambio climático, donde la necesidad de cultivos más resistentes se vuelve cada vez más urgente.
El proceso de desarrollo del trigo HB4 implicó la introducción de un gen de girasol que confiere resistencia a la sequía. Este gen, conocido como HB4, se encarga de regular los mecanismos de respuesta de la planta ante condiciones de estrés hídrico, permitiéndole mantener su productividad incluso en situaciones de escasez de agua. La elección del girasol como fuente de este gen se basó en su capacidad natural para adaptarse a ambientes secos, lo que hacía de él un candidato ideal para mejorar la resistencia del trigo.
El desarrollo inicial incluyó etapas de investigación básica y pruebas de laboratorio para evaluar la viabilidad de la modificación genética. Una vez que se logró una modificación exitosa, el trigo HB4 pasó a pruebas de campo controladas. Estas pruebas permitieron evaluar su comportamiento en condiciones reales, comparando su rendimiento con el de variedades de trigo convencionales. Los resultados demostraron que el trigo HB4 tenía un rendimiento superior en situaciones de sequía, lo que validó su potencial como una herramienta para mejorar la seguridad alimentaria en áreas propensas a la sequía.
A lo largo de su desarrollo, el trigo HB4 ha enfrentado un riguroso proceso de evaluación por parte de las autoridades reguladoras en diversos países. Este proceso ha incluido análisis de seguridad alimentaria y ambiental para asegurar que el cultivo no represente riesgos para la salud humana ni para los ecosistemas. En 2020, Argentina se convirtió en el primer país en aprobar el cultivo y consumo del trigo HB4, marcando un hito en la historia de los cultivos transgénicos.
La aprobación del trigo HB4 representa un avance significativo en la biotecnología agrícola. No solo demuestra la capacidad de la ciencia para desarrollar soluciones innovadoras ante desafíos como el cambio climático, sino que también abre la puerta para el desarrollo de más cultivos resistentes a condiciones extremas. Este hito ha sido posible gracias a la colaboración entre científicos, instituciones de investigación y empresas como Bioceres, que han invertido tiempo y recursos en la creación de una tecnología que promete tener un impacto positivo en la producción agrícola a nivel mundial.
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