Durante el sexenio de Peña Nieta se otorgaron muchos permisos para la producción de cultivos genéticamente modificados en México, sin embargo, la política del gobierno de López Obrador dio un giro de 180 grados en el tema, siendo que ahora está prohibida su producción por decreto.
El tema de los transgénicos es bastante polémico porque los argumentos técnicos son favorables para ambos lados: los que los apoyan y los que no, es decir, hay investigaciones científicas para respaldar argumentos a favor y en contra.
Sin embargo, mi mayor problema con los transgénicos es la falta de información al respecto, pues los consumidores deberían ser los que decidan si quieren consumirlos o no. En este sentido encontré unos datos interesantes publicados por Reporte Índigo.
El reporte se centra básicamente en los permisos otorgados por la anterior administración del gobierno federal, y se indican las empresas, los cultivos y la superficie que se autorizó. Destaca el hecho de que dos empresas se quedaron con la mayoría de los permisos.
También destaca el cultivo del algodón, el cual se quedó con casi la totalidad de la superficie de transgénicos cultivada en México. Y bueno, seguramente durante lo que resta del presente sexenio el cultivo de transgénicos estará prohibido.
¿Qué cultivos transgénicos se producen en México?
En México, la producción de cultivos transgénicos ha sido objeto de discusión y regulación. Los cultivos transgénicos, o genéticamente modificados (GM), son aquellos que han sido alterados genéticamente para conferirles características específicas, como resistencia a plagas o tolerancia a herbicidas. A pesar de las controversias, México ha adoptado algunos de estos cultivos en su agricultura.
Uno de los cultivos transgénicos más importantes en México es el algodón. Este cultivo ha sido modificado principalmente para resistir insectos dañinos, como el gusano bellotero y el gusano rosado. La adopción del algodón transgénico ha sido más aceptada y ha mostrado beneficios significativos, incluyendo una reducción en el uso de insecticidas y un aumento en la productividad.
Otro cultivo transgénico relevante en México es la soya. Este cultivo ha sido alterado para ser resistente a herbicidas específicos, facilitando el control de malezas y mejorando la eficiencia en el manejo del cultivo. La soya transgénica es utilizada tanto en la producción de alimentos como en la industria de biocombustibles.
En menor medida, se han realizado pruebas y cultivos experimentales con otras plantas transgénicas, como el frijol y el sorgo. Sin embargo, estos aún no han alcanzado una adopción comercial significativa debido a las regulaciones y a la resistencia social y política.
La producción de cultivos transgénicos en México está sujeta a estrictas regulaciones por parte de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (CIBIOGEM). Estas regulaciones buscan asegurar que la adopción de transgénicos no afecte la biodiversidad, la salud humana ni la economía de los pequeños agricultores.
Los cultivos transgénicos en México representan una fracción del total de la producción agrícola, pero su impacto en términos de eficiencia y reducción de agroquímicos es significativo. La discusión sobre su uso continúa siendo un tema de interés tanto para científicos como para legisladores y productores agrícolas.
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